Mas sabe el diablo...

Mas retales

Y bueno, al final las cosas se van poniendo en su sitio. Por fin empieza a hacer frio. Es que ya estaba bien la guasa con el Hombre del Tiempo que en pleno mes de octubre nos hacia ir por la calle en manga corta. Yo ya empezaba a preocuparme por la temporada de esqui. No se por que, porque al fin y al cabo, desde hace unos años mi temporada se limita a salir una vez ( o dos como maximo )... Pero en fin, que aunque sea para una vez, tengo ganas. De este año ya no pasa que me meto con el snowboard, porque empiezo a temerme que si lo dejo, en un par de años ya no tendre el cuerpo para esas alegrias ( os presento a mi crisis de los 40 que ha venido a pedirme una cita para de aqui a un par de años ). Si, el año pasado ya me di cuenta que para el snow blade hacen falta rodillas mas jovenes ( porque en forma estoy bastante aunque no lo parezca ). Me encanta esquiar, y es que cuando el viento te pega en la cara en tremendo. Supongo que es precisamente esa sensacion la que me lleva a ser un enamorado de las motos. No es la velocidad en si lo que me vuelve loco, porque la verdad es que el coche no es lo mismo... es el aire en la cara. En la moto, el ruido del motor se me mete en la cabeza de tal manera, que mas que rodar por la carretera, tengo la sensacion de bailar con ella al ritmo de los pistones explotando a 10000 rpm. Esquiando, es el ruido que hacen las tablas cuando se deslizan sobre la nieve, y el aire helado que te hace cerrar los ojos... Que gusto !!! Tambien lo paso bien pescando ¿ parece contradictorio no ? Alguna vez se rien de mi porque no pesco demasiado, y me paso horas y horas en la playa, sentado en mi sillita con una linterna en la mano enfocando la punta de la caña de vez en cuando... es curioso, pero la de la luna es una luz engañosa para estos menesteres. Lo anima todo. Todo parece en movimiento. Serian sosas las noches de verano si no fuera por cosas como esta. Por cosas como esta, y por una buena sobremesa con los amigos. No se, un dia me preguntare si me gusta mas la soledad o la buena compañia. El ruido o el silencio... Bueno, que susurrando a los caballos, o gritandole al gato, seais felices como querais.